En 1965 se llevó a cabo el "Primer Encuentro de Narradores Peruanos" en la Casa de la Cultura de Arequipa que Antonio Cornejo Polar, Director entonces del centro, organizó. Este encuentro congregó a once escritores de distintas regiones del Perú: Ciro Alegría, José María Arguedas, Arturo D. Hernández, Francisco Izquierdo Ríos, Porfirio Meneses, Oswaldo Reynoso, Sebastián Salazar Bondy, Oscar Silva, Mario Vargas Llosa 1 , Eleodoro Vargas Vicuña, Carlos Eduardo Zavaleta; y a ocho críticos literarios, además del Director: Alberto Escobar, Tomás Escajadillo, Jorge Cornejo Polar, Pedro Luis Gonzales, Aníbal Portocarrero, José Miguel Oviedo, Enrique Ballón Aguirre, Winston Orrillo para debatir, "la apasionante problemática de [la] creación [de la novela peruana], no sólo dentro de su específico círculo estético, sino también en sus correlaciones múltiples con la realidad de la nación" (20-21) 2.
El encuentro estuvo organizado en dos partes. En la primera parte, "Testimonio y lectura", los narradores hablaron en un tono confesional de sus vidas y experiencias personales y leyeron segmentos de la novela o cuento que estaban preparando. La segunda parte, se dividió en tres debates: "El novelista y la realidad", "Sentido y valor de las técnicas narrativas" y "Evaluación del proceso de la novela peruana" en los que los narradores y críticos ofrecieron sus puntos de vista. Los temas de los tres debates generaron encendidas disputas entre los participantes presentes en los que sobresalen las discusiones entre José María Arguedas y Sebastián Salazar Bondy sobre el tema de "la realidad y la novela" y en torno a "la vigencia del indigenismo". Las intervenciones revelan, por un lado, la diversidad de planteamientos sobre el tema de la realidad y su poder de referencialidad, la multiplicidad, complejidad y heterogeneidad del Perú y de su literatura, y por otro, la dificultad o imposibilidad de definir "la novela peruana". Al leer las actas retrospectivamente de este famoso encuentro, es evidente que los temas, dudas y preocupaciones que surgieron siguen vigentes y son todavía fuentes de reflexiones y acaloradas discusiones.
Después de cuarenta años Jorge Eduardo Benavides y Mario Suárez, dos escritores contemporáneos radicados en Madrid, Paz Mediavilla, M. Ángeles Vázquez, Directora de la Asociación Cultural "La Mirada Malva" y Don Augusto Elmore periodista y Consejero Cultural de la Embajada del Perú en Madrid, tuvieron la brillante idea de organizar el "I Congreso Internacional de Narrativa Peruana (1980-2005)" en Casa de América de Madrid con un ambicioso objetivo: presentar y discutir la gran multiplicidad de la producción literaria escrita en los últimos 25 años. Este congreso transcontinental reunió en doce mesas temáticas de trabajo a más de cincuenta y cinco narradores, críticos literarios, editores y periodistas que, ampliando la geografía nacional debido a los flujos migratorios, y mostrando la multiculturalidad de la peruanidad tanto en el Perú como en la diáspora, no sólo llegaron de distintas regiones peruanas, sino también de varios países de Europa y de Norteamérica. En cada mesa se expuso un tema distinto a partir de las lecturas críticas o testimoniales que cada participante presentó.
Zorros que dialogan
En el "Primer Encuentro de Narradores Peruanos" de 1965, José María Arguedas dijo con gran lucidez que "en Todas las sangres está todo el Perú envuelto" (240). Y escribió posteriormente con gran sensibilidad su novela póstuma e inconclusa Los zorros de arriba y los zorros de abajo, en la que por un lado, establece en los interrumpidos diarios múltiples diálogos con sus interlocutores y discusiones honestas con sus colegas, novelistas contemporáneos, sobre el proceso creativo, la técnica, y la diferencia de la plasmación en la escritura desde "dentro" y desde "fuera" del mundo representado y de los referentes de la realidad. Por otro, vislumbra en esta híbrida novela/diario el futuro peruano al ocuparse de los avatares del proceso de la migración, de la condición del sujeto migrante, y de las transformaciones y sistemas de reapropiaciones culturales que hoy en día, dadas las múltiples crisis por las que ha pasado el país, las prácticas de la neoliberización de la economía y la globalización, han ensanchado su horizonte original. En la novela, los zorros de arriba dialogan y discuten con los zorros de abajo la ineludible y conflictiva modernidad peruana con una esperanzadora reflexión final: la armonía entre "todas las patrias." Ampliando la metáfora simbólica arguediana de los zorros míticos que dialogan entre sí desde distintos espacios nacionales, a los nuevos espacios transnacionales y globalizados, en el I Congreso Internacional de Narrativa Peruana, los zorros de arriba, los zorros de abajo, los zorros del medio, los zorros de adentro y los zorros de afuera no siempre dialogaron o debatieron entre sí. "¡Cuántos Hervores han quedado enterrados!" nos diría José María Arguedas 4 . En el Encuentro de 1965 todos los narradores dialogaron e intercambiaron opiniones a pesar de sus distintas perspectivas y lugares de enunciación y mostraron interés y respeto mutuo al escuchar y conocer mejor a sus colegas. Mientras llama la atención la apatía, la poca curiosidad intelectual y falta de solidaridad y ética profesional que algunos narradores de distintas generaciones que fueron invitados al Congreso en Madrid desplegaron al no escuchar las ponencias de sus colegas y, por el contrario, evidenciaron un exacerbado individualismo. (Es cierto, aunque no es una excusa, que este coloquio congregó a más de treinta narradores). Sorprendentemente, en más de una instancia, hubo algún invitado que con poca seriedad se atrevió a opinar y responder en base a trillados estereotipos lo que sus colegas nunca mencionaron. Obviamente este tipo de desencuentros marcan la discontinuidad nacional de las "comunidades imaginadas" y subrayan la contienda entre los diversos mundos que constituyen el Perú. Sin embargo, entre las polémicas y debates constructivos que si se dieron entre los participantes se vio un sincero diálogo cordial y un reconocimiento que el Perú, su cultura y su literatura son "todas las sangres".
Pluralidad y exclusión
El "I Congreso Internacional de Narrativa Peruana (1980-2005)" resultó un exitoso evento que cumplió con la importante meta que sus organizadores propusieron: exponer y diseminar la pluralidad de la literatura contemporánea y reunir a una pléyade de escritores en un espacio transcontinental. Los múltiples aportes que los participantes prepararon con esmero para exponer en sus correspondientes mesas, ciertamente, ensancharon y enriquecieron nuestro conocimiento del vasto panorama de la heterogénea y compleja narrativa peruana moderna con sus variados modelos y referentes culturales. Al mismo tiempo, se reveló un complejo sistema de exclusión inconsciente para unos y consciente para otros de la producción narrativa escrita por mujeres que se puso en escena en las mesas de trabajo. En el "Primer Encuentro" de 1965, no se invitó a una sola escritora o profesora de literatura. Aquí la exclusión de las escritoras al intercambio cultural y al diálogo fue frontal. No fue así en el Congreso de Madrid. Si se invitaron a escritoras y a críticas literarias a participar aunque solo pudieron llegar tres narradoras. Sin embargo, es claro que por motivos endémicos enraizados fuertemente en la estructura patriarcal de nuestra sociedad muchos colegas ni siquiera fueron conscientes de que las narradoras quedaron fuera de las categorías que sus trabajos proponían elucidar. Sintomáticamente en los listados temáticos, generacionales, regionales, históricos que los colegas presentaron en sus ensayos --con contadas excepciones-- no incluyeron a las narradoras. Por ejemplo, se habló del "indianismo/indigenismo" del siglo XIX y se omitió a Doña Clorinda Matto de Turner. Se habló de los narradores peruanos residentes en el extranjero y se excluyeron de la lista a las narradoras, hasta que el colega se dio cuenta del error y afortunadamente se corrigió antes de terminar su disertación. Y así fue en varias exposiciones. Me llamó mucho la atención que cuando se habló de la narrativa de la guerra se dijo y cito "cuando leí el cuento de X, excelente de una señorita, yo no creí que era una mujer la que lo estaba escribiendo." ¿Qué se quiso decir? Los lapsos, olvidos, o simple desconocimiento de un gran número de colegas frente a la prolífica producción literaria escrita por mujeres, revelan que hasta el día de hoy, en el siglo XXI, existen prejuicios dentro del mismo campo de los letrados. Es verdad, que las escritoras hoy en día no sufren la espantosa marginación por la que tuvieron que pasar las escritoras del siglo XIX, --no olvidemos las experiencias de Mercedes Cabello de Carbonera y de Clorinda Matto de Turner en el campo cultural decimonónico de "la ciudad letrada"--, pero indudablemente se comparte un espacio asimétrico. La diferencia sexual no tendría que ser un motivo para la exclusión pero lo es. Como autores y diseminadores de la cultura cuando preparamos ensayos de corte panorámico tenemos la responsabilidad de plasmar un recorrido enriquecedor que registre analíticamente títulos y nombres de escritores y escritoras, que en su articulación con el proyecto que se está proponiendo, posibilite el trazado de un mapa coherente.
Discriminación positiva
Por otra parte, en los diálogos que se dieron entre los participantes y las narradoras se reflexionó sobre las dificultades que se tiene de ver a las escritoras como escritoras en vez de verlas como mujeres escritoras. Asimismo, se discutió sobre los nuevos espacios que se han abierto en las últimas décadas dedicados especialmente a mujeres, tales como congresos, antologías, premios literarios, etc. En este contexto, cada una de las escritoras, desde su propia subjetividad y experiencia singular, enfatizó los peligros de la "discriminación positiva". Es decir que estos nuevos espacios juegan a la misma vez políticas de integración y de segregación pero hay que reconocer que son importantes formas de difusión y posibilidades de ampliar cánones literarios. Los intercambios de opiniones y las preguntas que surgieron en la mesa de trabajo destinada a la narrativa escrita por mujeres fue muy fructífera y valiosa porque elucidó muchos "hervores enterrados", contó con la participación de un muy variado público y denotó el genuino deseo de muchos colegas de ampliar su conocimiento.
Agradezco la gran iniciativa de los organizadores de este congreso y a todos sus participantes por habernos dado la oportunidad de dialogar respetuosamente y de reflexionar con agudeza sobre los derroteros de las narrativas peruanas con la "ebullición" y los "hervores" de "todas las patrias".
Nota:
Texto publicado en Identidades, Reflexión Arte y Cultura, nº 88, 4 julio 2005, del diario El Peruano
www.elperuano.com.pe