Esther Andradi

UNA FORMA DE QUERER A BERLÍN


Mi Berlín: Crónicas de una ciudad mutante, volumen de crónicas de Esther Andradi


Por Mateo Dieste



«Durante más de una década viví en el Berlín que hasta 1989 era el sector occidental de la ciudad, y a partir del 9 de noviembre de aquel año comenzó a formar parte de lo que hoy ya es otra vez la capital de Alemania. Soy una latinoamericana que cuenta desde allí el antes y el después del derrumbe. Son crónicas vivenciales, a veces artículos periodísticos y también reflexiones sobre la vida entre los mundos, miradas desde lo cotidiano que se publicaron en diarios y revistas en México, Perú, Argentina, España, Alemania».


Así comienza Mi Berlín: Crónicas de una ciudad mutante (Granada: La Mirada Malva, 2015), el volumen donde Esther Andradi recopila sus crónicas publicadas entre 1983-1992 y 2007-2014 sobre la capital alemana.


Las recopilaciones de textos aparecidos en distintas etapas de la vida de un autor nos brindan la posibilidad de trazar continuidades, insistencias de estilo, líneas de interés, en fin, es una manera de entender cómo se ha construido una perspectiva. Pues bien, 'Mi Berlín…' no es la excepción a esto.


Desde que llegó a esta ciudad en el año 1983, Andradi parece haberlo entendido todo. No es una observadora distante, ajena, sino que es como si se hubiera hecho berlinesa desde el primer momento: porque aprende a hablar alemán, interactúa con la gente, se da cuenta de lo que sucede a su alrededor y no está obsesionada —como tantos escritores latinoamericanos— con escribir para ingresar al panteón literario. «Decidí escribir —confiesa en el prólogo— sobre lo que a mí me interesaba, desde el hundimiento de un barco llamado Amor, la descripción de la calle donde estaba mi oficina o escenas en el mercado, el protagonismo en estas notas lo ejerce la vida cotidiana».


En otras palabras: Andradi se autoriza a concederle valor a lo cotidiano, haciendo del día a día un objeto digno de literatura, y por tanto ejerciendo un acto de libertad creativa. Es por ello que puede hablar con un hombre que se quiere matar porque no soporta que lo traten de viejo; puede advertir la potencia simbólica que representa una bicicleta en la sociedad industrial; puede conversar con el verdulero kurdo del barrio y entender perfectamente lo que es la cultura kurda, o bien puede declarar su admiración a Christa Wolf o entrevistar a Seyran Ateş, una abogada turco-alemana que ha estado amenazada de muerte en Berlín por defender los derechos de las mujeres.


Se podría decir que este es un libro que rinde homenaje a la ciudad misma. Y si esto es así, lo es porque la propia Andradi participa de la vida berlinesa; ella misma es, parafraseando al título de su obra, parte de la «condición mutante» de Berlín. Cuando sale a recorrer sus calles el 3 de octubre de 1990, el primer día de la Unidad Alemana, ella no es indiferente sino empática con los demás: «Miro a los alemanes a mi alrededor, los ojos húmedos, volverían a enamorarse en ese instante».


De modo que Andradi se involucra en lo que observa, no idealiza a la distancia ni caricaturiza a las personas, con lo cual respeta al lector interesado en explorar Berlín mediante un texto literario. Quiero decir que leyendo a Andradi uno no se pierde en soliloquios egotistas ajenos al mundo exterior, no queda encerrado en elucubraciones pretenciosas de gran escritor, sino más bien se siente invitado a salir a la calle y recorrer la ciudad.


En este sentido, ella dialoga con el arte del 'flaneur' (callejeo, vagabundeo) que supo cultivar Walter Benjamin, Robert Walser o W. G. Sebald —autores que, por cierto, la propia Andradi reconoce en una entrevista con Santiago Vesga para el podcast de la editorial Aurora Boreal. De allí que en la traducción del libro al alemán, 'MeinBerlin. StreifzügedurcheineStadtimWandel', se haya escogido la palabra Streifzüge para transmitir uno de los aspectos comprendidos en el género de la crónica, a saber: el de hacer caminatas, paseos o excursiones por la ciudad.


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La literatura en español sobre Berlín es abundante y variada, aunque muchas veces repetitiva y exotizante. Hay libros dedicados a investigar la historia de Berlín para hacerla comprensible, aun pese a sus incesantes transformaciones; son libros informativos, serios, escritos por historiadores que hacen uso de los formidables archivos que dispone esta ciudad. Leer estos libros nos ayuda a contextualizar la experiencia, a situarla temporalmente y, en consecuencia, nos enseña a valorar la particularidad de Berlín. Se trata de una perspectiva historiográfica.


Por otro lado, hay libros que no pretenden explicarnos Berlín sino más bien recrear algo de lo que fue, es o incluso podría ser la vida en esta ciudad. Así, nos ofrecen el desarrollo de una trama, personajes, evocan incluso el ambiente, los olores y hasta ciertas texturas de la capital alemana. Se trata de novelas y cuentos, narrativa gráfica, poesía, en fin, de expresión literaria entorno a Berlín sin «pretensión de verdad». Esto es lo que podríamos llamar, forzando aún más la división analítica, una perspectiva ficcional.


Desde luego que la perspectiva historiográfica y la ficcional (o literaria) no son opuestas sino complementarias, es decir, no se trata de que la primera sea verdadera y la segunda falsa, sino que ambas nos transmiten significados válidos sobre el mundo. Sin embargo, hay veces que estas perspectivas logran combinarse de manera armónica, produciendo un texto híbrido que admite el uso de recursos literarios diversos. Pienso que 'Mi Berlín...' corresponde a este último caso, pues es una crónica que piensa y, al mismo tiempo, un ensayo que cuenta. Es un libro que busca trasladar un mundo (Berlín) a otro (el de los hispanohablantes), aunque naturalmente interpreta y, por lo tanto, integra lo desconocido al mundo de lo que llamamos «familiar».


Tal vez por ello la interpretación que ofrece Andradi sobre Berlín no sea tanto la de quien pretende analizar las cosas para darle orden al caos, sino más bien la de quien ha aprendido a querer a esta ciudad. Y es por eso que ella la acepta así, 'mutante', tal como es: «Caminando por sus calles una se confronta con edificios de la gloria prusiana, con vestigios del esplendor de la vanguardia de los años veinte, los bloques de la arquitectura nazi, las huellas de identidad de los habitantes judío-alemanes, aislados, segregados y empujados a la muerte o a la emigración sin retorno, la sofisticación que ostentó Berlín Occidental en contraste con el pesado realismo socialista de la ex capital de la RDA. Sótanos arcanos, fábricas a medio demoler, edificios con uno, dos, tres fondos transgrediendo los límites de la calle, contrastan hoy día con flamantes construcciones, que se hicieron cargo del baldío más grande Europa, resultado de la caída del muro y de la reestructuración y saneamiento constante que desde entonces vive esta ciudad: Berlín work in progress, todo cambia, siempre en movimiento».


Copyright Mateo Dieste

mateodieste@gmail.com

Mateo Dieste (Montevideo, 1987). Es licenciado en filosofía (Universidad Humboldt de Berlín) y Magíster en Historia Global (Universidad Libre de Berlín). Ha vivido en Rödermark, Múnich y, desde 2012, en Berlín.

Entre otros trabajos, ha publicado: Carlos Vaz Ferreira: primer crítico del carácter colectivo uruguayo (Mención especial I Concurso de ensayos “Carlos Vaz Ferreira”, A. F. U., 2008) y Filosofía del Plata y otros ensayos (Berlín: Epubli, 2013). En calidad de coautor: Derecho civil de la sociedad de la aglomeración (Primer Premio en el Concurso “160 aniversario de la instalación definitiva de la Facultad de Derecho”, 2009).

Desde 2015 a 2019 fue columnista de tango en radio Emisora del Sur (94.7 FM Montevideo). Entre 2019-2020 dictó el seminario Thinking Globally the History of Philosophy en la Universidad Humboldt, primer curso en incorporar la perspectiva histórica global a la historia de la filosofía en esa casa de estudios.