Pedro López Lara

 

LA POESÍA DE PEDRO LÓPEZ LARA, SU LLAMA EXISTENCIAL


Por Pedro García Cueto

Escritor español

 

   La poesía de Pedro López Lara ha surgido como un vendaval en los últimos años, en los que ha publicado varios libros muy seguidos. Una obra que seguro ya llevaba tejida desde hace mucho y que ha visto la luz de forma deslumbrante en este tiempo. Pedro López Lara entiende el lenguaje poético como un incendio, como dice en el libro Destiempo, publicado en la Colección Melibea, en Talavera de la Reina, en 2021; el poema se llama “Llama comprometida”:

“Escribir poesía es incendiar un bosque / y verlo luego arder desde su centro, / sin otro fin que apalabrar las llamas: / demorar hasta el verso su recuerdo del fuego”.

   Poesía que deslumbra, que es recuerdo, porque en la ceniza aún sentimos la brizna de ese verso que hemos trazado, hasta que lo tejimos con el corazón. Hay en Pedro López Lara un entendimiento del acto poético como desvelamiento, como dice en “La fiera que aún podemos ser”, porque vivimos adocenados, contenidos, sin sacar nuestra libertad afuera:

“Todavía estamos a tiempo / de ser un animal salvaje, / desconocedor de la muerte, / vida en estado puro que desgarra / otras vidas vicarias y nacidas / para nutrir su ansia incontenible / de ser y ser en ella incorporadas”.

   Y el tema de la ausencia, las personas que se alejan de nuestra vida, pero que permanecen, nos siguen, nos envuelven en su vuelo rasante hacia un cielo imaginado. Son nuestros fantasmas, seres que crecen dentro de nosotros, que conversan en la alcoba, en la noche, en el espacio perdido cuando nadie nos contempla. Así dice en “Ausencia esencial”:

“Te echo de menos, sí, pero no quiero / averiguar quién eres, cómo fue nuestra historia, / qué va a ser de nosotros / ahora que no estás”.

En el libro Museo, publicado por Huerga y Fierro, y que ganó el Premio Ciudad de Alcalá en el 2021, vemos su amor por el cine, por la literatura. Como ocurre en “Lluvias de cine”, ese final de Blade Runner, donde todo es un sueño, el onirismo de la vida, sus sombras, que bailan al compás de la poesía de López Lara, envueltas ya en las llamas de lo que se ha vivido y de la ceniza que es el resumen de toda experiencia. Dice el poema:

“Lluvia purificadora, catártica, / contundente de ranas en Magnolia. / Lluvia condenatoria de Blade Runner, / sucio telón de fondo en que deliran androides”.

   Los androides que somos, los seres mojados por la lluvia que caminan con los pies descalzos en los caminos del no retorno. Entiende Pedro López Lara la derrota y su obra se cimenta en el abrazo y el olvido, en el beso y la renuncia, en el despertar y en la noche, antítesis que vuelan, pero no por contrarias, sino porque se complementan en el ser.

  Y en Filacterias, llega la idea del poema que es siempre un azar, porque nos empeñamos en ordenarlo, crearlo, vestirlo de oropeles, pero él se desnuda y aparece como quiere. Así dice en “El método”:

“Coloco las palabras en mi mano. / La volteo. / Entre las que se niegan a caer, / solo algunas se incrustan, / se abren paso, llagándola, en la piel. / Esas son el poema”.

Parecen haikus que deslumbran por su brevedad, revelaciones que pintan el paisaje vital, llamaradas que nos ciegan, porque en cada poema el lenguaje se revela como un tejido que tiene piel y al que acariciamos lentamente. Así, en “Lo que sí es raro” dice:

“No es un misterio el tiempo. / Lo somos nosotros, amasados con él, / prófugos de él, de él añorantes. En él / creyentes hasta el fin, / que es solo asunto nuestro”.

  El dilema existencial, la brevedad de la vida, la sensación de vivir apegado a las cosas, para luego desasirse de todo, prevalece en la obra madura de Pedro López Lara.

   Y en “El brindis” que pertenece a su libro Dársena, publicado en La Discreta, recojo el brindis entero, porque es, en definitiva, una declaración de amor a la vida:

“Con la memoria como todo aval, / comparezco esta noche ante vosotros. / Sé que sabéis quién soy y que mi nombre / suscita aún vuestro respeto. / Tribunal honorable, alzad las copas / en honor del efímero, pues esta / va a ser mi última noche”.

   En estos versos el poeta ya expresa que la muerte futura es el tribunal que ha de juzgar nuestro paso por el mundo, en este espacio sembrado de claros y oscuros. Pedro López Lara escribe ya, en la revelación del ser, el lugar habitado por lo extraño, por el enigma vital, en la senda de los místicos, de César Simón envuelto en fantasmas, de los poetas que, como Cernuda, saben que todo al fin es espacio del olvido.

  Y concluyo con “Envés”, de su último libro, editado por Renacimiento y titulado Singladura, porque en dos versos solamente ya expresa lo que somos, herida que ha de perdurar, mientras hay oxígeno en nuestra respiración. En “Envés”, la vida es lo intocable, pero que, al final, es herida, cicatriz, olvido:

“Solo lo que nos hizo invulnerables / queda ipso facto ungido para herirnos”.

   Y toda la poesía de Pedro López Lara cobra sentido, porque está basada en el tiempo, en su llama y en su ceniza, en el paso de nuestro existir sobre la hondonada del mundo. Un poeta existencial que vertebra una poesía lúcida y hermosa que debemos celebrar.

Licenciado en Filología Hispánica, Doctor en Filología y Licenciado en Antropología por la UNED. Profesor de Educación Secundaria en lengua castellana y literatura en la Comunidad de Madrid, Pedro García Cueto ha sido profesor asociado en la UNED, participante en Congresos, crítico literario en revistas literarias como República de las Letras, Quimera, Cuadernos Hispanoamericanos, Cuadernos del Matemático, Barcarola, Alhucema, la revista de cine Versión Original y revistas en la red como Letralia, Ómnibus y Cinecritic, entre otras. 

Ha publicado los siguientes libros de ensayo literario: La obra en prosa de Juan Gil-Albert (2009), El universo poético de Juan Gil-Albert (2010), La mirada del Mediterráneo, estudio de doce poetas valencianos contemporáneos en lengua castellana (2012), Juan Gil-Albert y el exilio español en México (2016), Francisco Brines, el otoño de un poeta (2021) y La llama poética de Luis García Montero (2022). Ha publicado dos libros de cine: Solos ante el cine (2020) y Sombras del celuloide (2022). También, tres novelas: La primavera de nuestro desencanto (2018), Los bulevares de invierno (2019) y Renglones en la lluvia (2021) y tres poemarios: El sueño de las alondras (2018), La lentitud de la noche (2021) y La caligrafía del mar (2022).