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Marcos Fabián Herrera | Jorge Guebely

Paraísoshumanos

Unrápido comentario al libro de cuentos, Unbemol en la guerra, escrito por Marcos Fabián Herrera


PorJorge Guebely

 

 

Reconfortaleer los cuentos de un escritor que aún no pertenece al jet-set de los autoresconsagrados por las grandes empresas editoriales. Nada lo condena para queescriba bajo los parámetros del mercado. Nadie le exige una producción anualpara conservarlo en las librerías nacionales e internacionales. Sólo la íntimanecesidad de escribir lo transporta, lo estalla para poner en letras su librepercepción del mundo. Un escritor todavía limpio, sin las brillantes manchas dela oferta y la demanda, sólo con las del ser humano, las que lo impulsan a laescritura. 

Texturapropia de los siete cuentos escritos por Marcos Fabián Herrera bajo el título: Un bemol de la guerra. Relatos publicadospor Navíos Libros, con impecable cuidado y con agradable resultado físico.Agradan sus ilustraciones como la disposición física de sus textos. Ambas se confabulanpara que el lector viva una reparadora experiencia lectora. Para queexperimente agradecimientos vitales al leer la última línea del último cuento. 

Porquesólo agradecimiento se siente con un autor que devela un abanico de diversasposibilidades de los paraísos humanos en la tierra. Distintos espacios paraconvertir la existencia en el bello ejercicio de vivir sin el peso de laesperanza. Superar el infierno de cada día, ese brillante laberinto de la vidacivilizada, para saborear el instante diluente sin bajos ni altos relieves. 

Asíse compone la semántica de estos cuentos. Como en la música barroca, un mismotema entonado por instrumentos diferentes. Una misma obsesión musical que cobravida en los diferentes cuentos. Desde el primero, Músicaincidental”; hasta el último, “Sinitinerario; pasando por el que da título allibro, “Un bemol de guerra.Durante toda la lectura, el lector se encuentra, una y otra vez, con esta raradimensión. 

Labelleza del lenguaje abre las puertas del libro. Expresión estética visible alos ojos del lector. Una ejecución musical donde todos los instrumentos estándebidamente afinados. Limpieza expresiva, riqueza lingüística, sorprendentesconstrucciones, inesperados giros, surgen en cada párrafo. Lenguaje sostenidoque se conserva a lo largo de los siete cuentos. Lenguaje que se eleva de lorutinario, pero sin caer en la confusión ni en la pedantería. Lenguaje queintenta superar la medianía para insistir en la calidad de lo esencial. 

Rasgolingüístico que armoniza con la semántica de los cuentos. Párrafo a párrafo, sedevelan las tragedias de los personajes, seres humanos oscuramente adaptados alinfierno. Los que ya no soportan la existencia gris de todos los días y huyende la catástrofe existencia para encontrar un paraíso en la tierra. Los que yano resisten más la corrosión de la rutina y se sienten cadáveres en vida. Losque aún tienen la osadía de partir para encontrar un asidero más amable, máshumano, más divino, en los predios de la existencia. 

Cipriano,el personaje de “Música incidental”, encuentra su lugar exacto en la calle. Nolo obnubiló el éxito de dirigir exitosamente su propia orquesta, ni los varios acetatosgrabados, ni la hermosa cantante que los acompañaba, ni el reconocimiento en laradio. El mundo de la farándula debió hostigarlo con sus falsos brillos. Lacalle constituía su verdadero territorio, un lugar sin jefes, sólo contranseúntes desprevenidos y sin los voraces dogmas de las iglesias. No era unlugar para desechables, sino el espacio donde era posible la libertad de ser. Ahora dirijo ami grupo en las calles…  

Vidacivilizada y adocenada padecen los ciudadanos del primer mundo. La llevan como unataúd en la conciencia. La necesidad de huir,encontrar parajes más originales, más naturales, impulsan a Jack, en “Lasmeditaciones de Jack”, a internarse en un lugar libre de la dura civilización. Lareferencia a la Barca de Juan Bustos, ese maravilloso prostíbulo fluvial, noslleva a la Neiva antigua.  El alcohol, latrasnocha, las drogas, enjambre de descomposición mental, lo estimulan paratestimoniar a través de un poema que el paraíso existe en la anulación delpensar. Un poema escrito por el gran Jack Kerouac, personaje ancilar de lageneración beat que anduvo literariamente en el suroccidente colombiano:

Cuando unpensamiento

brote llegando delejos con su manifiesta

presencia deimagen, debes engañarlo y fuera con él,

quítatelo dedelante, dríblalo… 

Diferentesalternativas de los paraísos naturales del ser humano surgen en otros cuentos. Enun “Bemol de guerra”, El aparente boticario, que llega a un lugar distante, esun músico y funda una escuela de música. Huye de la civilización pararefugiarse en un lugar apartado y en la música. Huye como huye el desertor dela guerra con el Perú a pesar de las diatribas patrióticas del presidente de laRepública. Tanto el aparente boticario como el desertor se refugian en lamúsica, en ese paraíso de sonidos donde tampoco existe el pensamiento. “Con la flauta puede enseñar la música y curar su destierro”. 

Asítranscurren todos los cuentos de Marcos Fabián Herrera. Con esa impronta quenos saca, momentáneamente, del barro y nos eleva a sugerencias literarias quenos hablan de un mundo asequible. Con él, sólo agradecimientos por la riquezade paraísos que develan sus siete cuentos. Por los espacios insólitos einesperados, tratados con la responsabilidad de un autor comprometido con lacondición humana. Por las pulsiones oníricas –Cipriano- y fantasmales –Lanana-, que nos muestran regiones paralelas y nos iluminan. Por el conjunto derecursos literarios que enriquecen la literatura, que la rescatan de los excesosde la oferta y la demanda, que le devuelven su misión original: develar lastragedias humanas impuestas por la barbarie del poder brutal. Por hacer unaliteratura que no apunta al prestigio, sino al ser humano.