Carlos Meneses, In memoriam

Enanos que pueden crecer

Carlos Meneses


La importancia de la brevedad

La multitud de estados de ánimo marcan el ritmo de la vida. Vivimos días dominados por la velocidad, el miedo, la imposible serenidad. Se reclama lo breve en todo o casi todo. Se exige rapidez porque tras cumplir una tarea se debe enfrentar otra sin pausas. Lo aconsejable es colaborar con la acuciante necesidad de restar la menor cantidad de tiempo a todos en general y tratándose de lectura con mayor razón. Aunque sin negar el valor de hermosa literatura de interminables páginas y que aun se pueden leer en dos edades. Los jóvenes que aun tienen tiempo por estar en años de estudio, y los de tercera y cuarta edad, porque les ha llegado el descanso (no siempre) que impone la jubilación.

En las siguientes páginas se encontrará una gran variedad de minúsculos cuentos. De terror, de humor, serios, históricos, amorosos. Hasta pueden cumplir el papel de los antiguos entremeses en el teatro, que cubrían los espacios vacíos entre un acto y otro. Leer veinte o cuarenta páginas seguidas de una novela o de un ensayo, y como quien coloca un punto de lectura, echar una mirada a dos o tres cuentos enanos.

C.M.

Enanos que pueden crecer

ADVERTENCIA

Cada mini cuento, tiene un sabor diferente, como los quesos o el chocolate. Tras la lectura de cada micro relato (nombre creado por la profesora cubana Dolores Koch) bébase un sorbo del licor preferido. Es conveniente no abusar ni del queso ni del chocolate.

Mini referencias del autor:

Este es su libro número 32. Es escritor y periodista. Nacido en el país del oro es pobre como corresponde al 95% de los peruanos. Ha practicado todos los géneros literarios en busca de alguno que le ayude a destacar sin conseguirlo.

Dedicatoria A María Luisa de la Flor de Oquendo + María Luisa Oquendo de la Flor + Rosa Elvira Oquendo de la Flor +

HISTORIAS DE TERROR

Strep – tease



A una señora llamada Flora C.

Le quitó el vestido, ella lo miró sorprendida. Le quitó la sorpresa, en ella brotó una lágrima. Le quitó todas las lágrimas, ella lanzó un grito lastimero. Le quitó el grito y los suspiros. Ella se desesperó como una posesa. Le quitó el habla y la sensibilidad. Ella quedó muda, estatuaria. Le quitó la razón y la memoria. Le puso en la mano una pistola. Ella presionó el gatillo varias veces. Ambos cayeron al suelo sobre un espeso lago granate.


El odiado


A Violeta Motonishi

Era odiado por la inmensa mayoría de quienes lo conocían. Continuamente recibía amenazas de muerte. Dos matones lo acompañaban adonde él iba dispuestos a defenderlo hasta de las miradas hostiles. Nunca se supo por qué fue a esa plazuela abandonada y en deterioro. Ni por qué los guardaespaldas lo dejaron sólo en el centro de ese sitio abierto y cada uno se dirigió a extremos opuestos de la plaza. Cuando el tan odiado temeroso de algún ataque les reclamó que se reuniesen con él, los dos matarifes dispararon sus pistolas al unísono. Tampoco se aclaró por qué esos dos mastodontes también lo odiaban.


Sadismo


Eliminó los espejos de la casa. Recubrió los vidrios de las ventanas con pintura gris. Evitó que hubiera algún objeto de metal en el que se pudiera reflejar el rostro de su hija. La chica creció sin conocer las facciones de su cara, sin saber cómo evolucionaba con el paso del tiempo.


Doble asesinato


A Elena Ferrero I.


Estaba acusado de media docena de asesinatos. La policía había descubierto su escondite. Simultáneamente una banda de delincuentes enemiga había jurado borrarlo del mapa. Logró huir, corrió por toda la ciudad. Entro a un edificio de pocas plantas. Tocó la puerta de un apartamento. Apareció una muchacha muy bella. La empujó, entró y cerró la puerta. La amenazó con un cuchillo para que no abriera a nadie. Ella no mostró una imagen de miedo. Días después le confesó su obsesiva búsqueda de nuevas sensaciones. El le contó su tortuosa vida, los motivos por los que lo perseguían. Se conocieron a la perfección. Se amaron sin límites, huyeron juntos. La doble persecución fue implacable. Les llenaron el cuerpo de plomo, les sacaron los ojos, los descuartizaron. Sólo les quedó la enorme satisfacción de haber hallado el verdadero amor.


Una pareja


Llegaba los viernes después de medianoche. Vestía de negro, con capa, sombrero y un antifaz. Tocaba suavemente el cristal de la ventana. Ella le abría. El hombre entraba presto. Permanecían en la alcoba hasta el amanecer. La conversación era escasa, la señora le reprochaba sus breves visitas. El eludía preguntas incómodas. Salía de la casa, a los pocos metros la oscuridad lo devoraba. Jamás quiso decirle dónde estaba su tumba.



Un sueño

A Nekane Domblas


Soñó que lo atacaba un enorme monstruo de dos cabezas. Que por más esfuerzos que hacía no podía escapar de sus garras. El miedo no lo dejaba gritar. Despertó mojado en sudor. Se levantó tambaleante. Descubrió un hombre que yacía a los pies de la cama con una enorme herida en el cuello por la que se había desangrado. Sobre la mesilla de noche estaba el cuchillo ensangrentado. Trató de recordar, se estremeció, prefirió no continuar con el recuerdo.



Una hazaña

A Norah Cabello

Convencido de que su hazaña daría la vuelta al mundo, y convertiría su nombre en el de un ser ejemplar como lo no había podido conseguir en sus sesenta años de vida. Llegó hasta el piso cuarenta y dos de ese enorme edificio. Buscó el camino hacia los miradores. La terraza era enorme. Miró hacia abajo. Discurrían gente y coches sin pausa. Consultó la hora y consideró que había llegado el momento. Con su minúscula grabadora y el micro conectado en la solapa de su chaqueta trepó el muro que cerraba el mirador y se lanzó resueltamente al vacío. Alcanzó a decir: “este es un viaje mara” la velocidad vertiginosa a la que descendía fue su principal enemigo. Su cráneo al pegar contra el pavimento sonó como una copa que cae boca abajo. Se recogieron sus restos, la grabadora estaba hecha añicos.

Carlos Meneses (Lima 1929 - Palma de Mallorca 2020), estudió Literatura en la Universidad de San Marcos y en la Facultad de Letras de Buenos Aires y a finales de los años cuarenta comenzó a trabajar en el mundo del periodismo. En 1963 llegó a Mallorca, tras vivir en distintos países europeos, donde finalmente fijó su residencia. Durante algunos años trabajó en Diario de Mallorca, El mundo y Última hora. Asimismo, ha formado parte de revistas como Insula, Libre y Gaceta Literaria.
Premio Nacional de teatro en Perú, en 1973 publicó su primer libro en España, la biografía y crítica de la obra del poeta peruano Carlos Oquendo de Amat. A esta publicación seguirían hasta 31 títulos que se han de incrementar con la aparición en el Perú de dos conjuntos de cuentos.
Especialista en la obra de César Vallejo, Oquendo de Amat,​ Jorge Luis Borges y Miguel A. Asturias, entre otros.